Tal vez por ignorancia de algunos o por conveniencia de otros, la verdad es que la gran cantidad de trabajos que se ofrecen y se realizan en nuestro país, no vienen acompañados, ya bien sea, de la información suficiente sobre prevención de riesgos laborales o por la falta de medios idóneos para realizarlos.
La realidad es abrumadora, camareras de piso a las que les asignan más de 25 habitaciones diarias con baja médica y con pronóstico reservado, peones agrarios a los que les roban hasta 15 minutos del tiempo de la comida con tal de producir más o ayudantes de cocina que hacen el trabajo de dos y tres personas. Sólo basta con hablar con cualquiera que desarrolle un trabajo manual que la respuesta es siempre la misma: "trabajan hasta que los revientan".
Roguemos a dios que alguno de nuestros representantes políticos volteen la mirada en algún momento hacia este problema social que esta creando una generación de lisiados a consecuencia de la indolencia de algunos y que legislen adecuadamente y adaptándose a nuestras realidades laborales.